Semana Santa. Hoy - Domingo de Ramos - nos encontramos
al pie de la cruz envueltos en la Pasión y Muerte del
Señor. ¿Por qué tuvo que morir? ¿Su Padre mandó su
muerte? ¿Cómo podría un Padre bondadoso ordenar tal
barbaridad? Si era Dios ¿Por qué no se defendió? La
Iglesia Católica proclama que tenemos el derecho de
defendernos de un ataque que nos amenaza la vida. Hasta
enseñamos que bajo ciertas condiciones una nación tiene
el derecho de declarar guerra y recurrir a la violencia.
Todo esto es la pregunta que Satanás le puso a Jesús en
el deserto: "No tienes que quedarte aquí sufriendo
hambre y sed. Eres poderoso ¿Por qué no haces un milagro
para librarte del sufrimiento? ¿Por qué ser débil cuando
tienes el poder de cambiar estas condiciones? Imagínate
cómo impresionarías a la gente; te seguiría hasta los
fines del mundo."
Pero Dios había entrado a nuestro mundo para ser pobre
entre los pobres. Nada de excepciones, ni milagros, ni
trucos mágicos. Es como nosotros "en todo menos el
pecado."
Satanás lo dejó por un tiempo pero regresó en la víspera
de la Pasión en la persona de Simón Pedro (sí, hasta los
amigos de Jesús a veces quieren suavizar su compromiso).
Pedro le dice, "No tienes que morir. Vamos a la
sierra. Armamos una guerra de guerrillas para acabar de
una vez con el imperio romano. Con tu carisma no hay
joven en Israel que no te seguiría." Pero Jesús lo
llama otro "Satanás" que quiere decir
obstáculo a su misión.
¿Por qué no acudió a la violencia o la magia? San Pablo
nos dice que Dios, siento poderoso, eligió convertirse
en vulnerable por nosotros. ¿Por qué?
Porque nosotros también somos vulnerables y - como todo
amante - Dios quería ser exactamente como los a quienes
ama.
S. Juan nos dice que Dios es amor. Lo contrario del amor
es la violencia. Donde hay amor no hay violencia y al
revés. ¿Verdad? Jesús nos revela que su Padre nunca
acude a la violencia:
- Hace brilla su sol sobre buenos y malos por igual
(bendice a santos y pecadores).
- El padre del pródigo no castigó a su hijo.
- Jesús desobedeció la Ley cuando se rehusó a apedrear a
la adúltera (aunque sí le dijo que ya no pecara más para
no perder la vida en el futuro.)
Por eso Jesús no resistió a los que tramitaban su
muerte. Si hubiera acudido a la violencia ¿qué habría
sucedido?
- Matando a los "malos" (pero ante los ojos de
Dios nadie es malo) les habría quitado la oportunidad de
arrepentirse y conocer a Dios.
- Matando, habría dejado un sinnúmero de víctimas
inocentes: huérfanos y
viudas. Nació para darnos la vida, no la muerte.
- Matando a los romanos, ellos habrían respondido con un
masacre sangriento.
- En fin, su mensaje es que la violencia (como todo
pecado) siempre siembra malas consecuencias.
Así que Jesús es pacifista: lo que nos enseña es la
no-violencia. Cuando uno afronta un problema los
violentos responden con violencia. Los cobardes huyen.
Creen que las únicas soluciones son la violencia o la
cobardía. Pero no. Jesús nos ofrece otra opción:
convertir a su enemigo. He aquí el corazón de la
no-violencia. Ejemplo: cuando un soldado lo abofeteó a
Jesús por contestar al sumo sacerdote honradamente, no
le devolvió la cachetada ni tembló de miedo y cobardía
sino que, en efecto, le respondió, "¿Por qué me
pegaste? No digo más que la pura verdad. Eres un hombre
derecho, ¿no? Entonces ¿por qué pegas a un hombre
indefenso? ¿Qué pensarían sus hijos si lo vieran?"
O sea lo invita a ser moral y valiente. Pelea pero no
con violencia.
Si Jesús en la cruz le hubiera pedido a su Padre que le
enviara una ejército angélico, su mensaje para el mundo
sería lo siguiente:
- Si un hombre o una mujer tiene un problema no puede
acudir a Jesús como un hombre que experimentó el dolor
pues a la hora de la hora se escabulló con un truco
divino.
- Cuando yo (o mi patria) me encuentre en apuros, ¿para
qué dialogar con el enemigo? Simplemente lo atacamos.
Pero eso de la no-violencia, ¿produce resultados? Cuando
Jesús actuaba nunca se preguntaba si producía
resultados. Hacía lo que hacía porque era la voluntad de
Dios, venga lo que venga. Pero de hecho sí muchas veces
produce resultados sorprendentes:
- Piensen en el soldado romano que, al contemplar al
crucificado, dijo, "Este sí es el hijo de
Dios."
- Piensen en la gente por todo el mundo y a lo largo de
los siglos que al mirar la cruz dicen, "éste sí es
el hijo de Dios."
- Consideren a la gente que, habiendo visto la violencia
que sufrieron Martín Lutero King y el arzobispo Romero
en nombre de Cristo dicen "quisiera ser como estos
hombres."
- Hoy en día cuantos miles de millones adoran a Jesús, Y
en cambio ¿cuántos adoran a Pilatos y Herodes?
Pero a pesar de todo ¿no sería bueno si pudiéramos bajar
a Jesús de la cruz? De hecho, sí podemos. Cada día por
todo el mundo Jesús sigue sufriendo en sus miembros.
Cuando les echamos una manita ayudamos a bajar a Jesús
de su cruz.
Richard Vogt
|