Verso 18: Jesús está a solas rezando, conversando con su
Padre. De repente dirigiéndose a sus discípulos les
pregunta, "¿Quién dice la gente que soy yo?"
¿Será porque quiere saber qué piensan ellos de su amo?
Lo interesante es que la pregunta sobre quien es ocurre
en un ambiente de oración. Jesús y sus amigos no están
solos; el Padre está con ellos y sólo él sabe quien es
uno. Cuando yo reflexiono sobre quien soy me importan
pocos las opiniones ajenas y menos la mía, sabiendo que
son incompletas o hasta erróneas. Tengo que acudir al
Señor; sólo confío en su visión de lo que soy y así
encuentro el auténtico yo.. Sólo Dios sabe quien soy y
cuando se lo pregunto me responde, "tú eres mi hijo
amado y te amo profundamente." Esas son las
palabras que me animan a amarlo y así deshacerme del
egoísmo que caracteriza mi vida. El me anima a ser lo
mejor que puedo. Jesús se conocía perfectamente: como el
Padre lo conocía y quería guiar a sus amigos a esta
visión. Porque quería que ellos llegaran a ser réplicas
de él.
Verso 19: La respuesta de los discípulos ofrece una
opinión positiva: un profeta resucitado. Callan las
opiniones negativas que abundaban: Eres poseído del
demonio, un borracho y engañador del pueblo. Pero no
importa: Jesús no se dejaba engañar por las opiniones
ajenas, ni las buenas ni las malas. Ya sabía quien era:
el hijo amado de Dios; todo lo demás es engaño.
Verso 20: Pedro confiesa que Jesús es el Mesías de Dios,
esa figura misteriosa de la tradición judía; parece que
cada judío lo definía según sus propios criterios y
sueños para la patria. A la luz de sus comentarios
posteriores y acciones es evidente que Pedro tampoco
entendía lo que decía. Faltaba que Jesús le explicara lo
que es el Mesías con sus palabras - y más importante con
la realidad de su muerte, resurrección y la visita del
Espíritu Santo.
Verso 21: El Mesías es un Rey que sufre, es torturado y
humillado, muere en la cruz..........y ¡resucita! Sin
duda la última palabra no lo entendían. Ya sabían lo que
era el sufrir y morir pero......¿resucitar? Bueno, sólo
entendemos algunas cosas experimentándolas.
Interesantemente Jesús siempre rechazaba el título
"rey" hasta el momento en que se encontró
indefenso delante de Poncio Pilatos. Fue en ese momento
de pobreza que declaró "yo soy rey; el único rey
que libra y no esclaviza."
"Felices los pobres," "los últimos
serán los primeros". Con palabras, parábolas, y
ejemplos Jesús proclamaba la importancia de la pobreza.
¿Por qué? Sólo cuando uno se desviste del "yo"
encuentra la libertad. Sólo cuando uno dice que
"sí" al Señor y "no" a sus impulsos
egoístas. Los miembros de Alcohólicos Anónimos lo
descubren y viven cuando aceptan que "...decidimos
entregar la voluntad y la vida al cuidado de
Dios..." (el tercero de los doce pasos de A.A.).
Jesús lo descubrió cuando en lugar de pedirle a su Padre
que acabara con las fuerzas injustas que la condenaron a
morir porque interfería con sus movidas
explotadoras....cuando Jesús los aceptó y hasta bendijo
a sus verdugos....cuando así nos amó hasta el extremo
que fue transformado en algo superior: un ser
resucitado. Así como Dios nos transforma en seres
superiores cuando amamos, compartiendo y dando lo
nuestro. En cuando vivimos para los demás nos deshacemos
del "yo" que nos incapacita y esclaviza.
Por fin Jesús se dirige a sus amigos y los desafía.
"Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí
mismo, cargue con su cruz cada día, y sígame." Como
Uds. y yo también somos sus discípulos supongo que nos
dirige las mismas palabras. ¿Que carguemos con la cruz y
para el colmo "cada día"? Cuando yo era niño
me decían que los dolores de cabeza o de muelas que
sufría (no cada día gracias a Dios) eran mi cruz y señal
de que Dios me amaba. Por eso rezaba yo, "por
favor, no me ames tanto." No. La cruz diaria no
tiene nada que ver con dolores ni enfermedades casuales.
En lugar de "cruz" digamos
"sacrificio." ¿Te has sacrificas alguna vez
por un ser querido, tal vez negándote un lujo para
comprarle un regalo? ¿Lo experimentaste como un mal
doloroso? Bueno, un poco pero un sacrificio que te llena
de felicidad por el motivo: el amor. Yo a diario trato
de dar y compartir con los demás (¿con éxito? quien sabe
pero Dios se conforma con el intento). Es un sacrificio
que a la larga me libra y me alegra. Esa es la cruz a la
que el Señor nos refiere. Una cruz que nos conduce a una
vida resucitada.