Domingo > Reflexiones en español > Reflexiones > La Espiritualidad de las Lecturas
Sintiendo y Pensando en Fe
Decimotercero domingo
del Tiempo Ordinario A
2 de julio, 2023
Sindy Collazo


Enfoquemos en Dios y mientras tanto, Dios nos cuida.

Jesus nos trae un mensaje duro de escuchar, en el evangelio: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.”

Este pasaje, no se trata de no amar a nuestros padres o a nuestros hijos, después de todo Dios es amor. Se trata de algo más profundo que eso. Enfoque.

El peligro consta en que nuestro miedo, que nos empuja a  la alternativa de refugiarnos en otras cosas, impida que pongamos nuestra confianza en Dios.
J

esús estaba preparando a los discípulos para la vida en misión. Una vida llena de retos , rechazos, desilusiones y problemas.

Jesús expresa algunos de estos problemas, a los que se podían enfrentar, en algunos de los versículos anteriores del capítulo 10 de Mateo. 

Puede que no te reciban, no te escuchen, no te crean. Puede que te difamen y levanten falsas acusaciones en contra tuya delante de las autoridades. Puede que tu misma familia te acuse y te entregue para que te maten. Puede que sufras persecución y tengas enemigos. 

Y por cada uno de los posibles escenarios de los problemas que se pueden enfrentar, Jesús, también les da instrucciones de que hacer en cada caso.

Jesús nos pide que caminemos sin apegos, especialmente apegos materiales y que busquemos refugio con la gente buena. 

Si resultan no ser gente buena, que esto no nos aflija, recobramos nuestra paz; continuemos. 

Si te acusan y te quieren hacer daño, no te preocupes, el Espíritu te guiará, defenderá y hablará por ti. 

Y más importante: medio de todos lo problemas, recuerda que eres valioso(a) ante Dios. 

Jesús, maestro de la naturaleza humana, dice todo esto porque nos conoce profundamente; conoce nuestra debilidad, nuestras tristezas y nuestros fracasos. Más allá, Jesús sabe que cuando nos sentimos desilusionados, fracasados y tristes, tendemos a buscar en que apoyarnos. Como seres humanos, cuando no nos sentimos seguros, buscamos protección. 

Nos retractamos y alejamos, o buscamos refugio en lo que sentimos seguro, en lo que consideramos nuestro. 

Encontramos seguros, elementos materiales y gente que conocemos y confiamos. 

Lo que consideramos nuestro: nuestras cosas, nuestro territorio, nuestra familia, nuestras amistades o nuestros grupos sociales.

El peligro consta en que nuestro miedo, que nos empuja a  la alternativa de refugiarnos en otras cosas, impida que pongamos nuestra confianza en Dios.

Es necesario; es importante estar conscientes de nuestras tristezas, debilidades y fracasos y aun así seguir el camino de Cristo.  Pero con fe y con esperanza en Cristo; eso es ese aceptar nuestra cruz.  Cuando aceptamos nuestra condición humana, aceptamos nuestra cruz. Jesús desea que reconociendo todo esto, no solo continuemos, sino que nos apoyemos y que confiemos en Él.

Es cuando somos capaces de entregarle a Él nuestros problemas, retos, tristezas y debilidades, cuando le permitimos a Dios asistirnos, ayudarnos, fortalecernos. 

E ahí la ironía: cuando nos creemos fuertes somos débiles y solo cuando nos reconocemos débiles y que comenzamos a fortalecernos.

Comenzamos a hacer lo que realmente podemos hacer.

Este es el caso de la mujer de Sunem. Quien acogió y ayudó a Elíseo. Una mujer que dio de sí misma y no pidió nada para si. Ella tenía par de problemas. Ella y su futuro corrían peligro. Su esposo estaba ya viejito y no tenía un hijo. Esto constaba un problema, porque las mujeres no podían heredar de sus esposos. Ella quedaría en la calle. La única opción de una viuda sin hijos era volver a la casa de su padre, si estaba vivo o si algún hermano del esposo estaba vivo, casarse con Él. Sino quedaría en la calle, a la merced de limosnas. 

Elíseo se dio cuenta de su situación y por eso le dijo que tendría un hijo. Ella no estaba pidiendo su ayuda, ella aceptó su cruz y esto no la paralizó para hacer el bien, sino que estaba atendiendo al siervo de Dios. Y Dios, cuando menos ella lo esperaba, la cuidó a ella.

Así que enfoquémonos en Dios y mientras tanto confiemos que Dios nos cuida.

Dios les Bendiga y Seamos Santos.



Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org