No siempre ocurre de la manera más obvia. La sutileza de
como ocurre nos enreda y nos engaña. Mas todos nosotros de
vez en cuando, nos perdemos. La magnitud de cuan perdidos
estamos no hace la diferencia, lo importante, no es que
estamos perdidos, es como llegamos a perdernos.
Y en el evangelio se utiliza una imagen hermosa: "son como
ovejas sin pastor". Nosotros somos ovejas, nos perdemos
sin la guía de otra u otras personas. Todos necesitamos
personas que no nos alcahueteen y nos alagen todo el
tiempo, sino que también nos corrijan y nos digan nuestras
verdades de vez en cuando. Necesitamos una mano amiga, que
en el momento de duda nos de un buen consejo.
En la vida espiritual, necesitamos ser parte de un redil,
"La Iglesia". Necesitamos el apoyo de nuestros hermanos y
hermanas para discernir nuestros pasos. Necesitamos
pastoreo. No debemos engañarnos pensando que nos podemos
salvar solos, sin la ayuda de nadie, nos salvamos de
bonche, nos salvamos como iglesia. Comenzamos con un:
"estoy cansado", seguimos con un: "para que", y poco a
poco perdemos el sentido de ser iglesia, de buscar a
Dios.
En algunos momentos de nuestra vida el amor a nuestros
hermanos y la gracia del Espiritu Santo, tambien nos
permite ver a los hemanos que están perdidos. A los que
necesitan un empujoncito, una palabra de aliento, para
encontrar su camino. Sus ganas de vivir, de conectarse con
Dios, de trabajar por un mejor futuro, ganas de luchar por
su familia o de estudiar, entre otras cosas.
Nosotros somos ovejas que necesitan un pastor, pero
también somos pastores de otros, pastoreamos a nuestras
familias, y amistades. Y en alguna manera, hemos
pastoreado alguna vez: ya sea con el ejemplo, con lo que
decimos o lo que hacemos o dejamos de hacer, a todas las
personas con las cuales tenemos contacto en el día a
día.
Esta en nosotros despertar a ser cada día mas sensibles a
las necesidades de nuestros hermanos. En alguna manera
somos los guardianes de nuestros hermanos y nuestras
hermanas. Tenemos una responsabilidad con ellos.
Ahora también, cuidado de que no seamos nosotros la causa
de que una persona se aleje de Dios. Que nuestro trato,
nuestras palabras, nuestras acciones, no sean lo que les
aleje. Entonces tendremos que rendir cuentas por ello.
Jesús reconoció la importancia de atender a las personas
que se encuentran en esta situación. El estaba agotado,
estaba tratando de alejarse para descansar, pero reconoció
la necesidad de la gente y se compadeció. Comenzó a
instruirlos, a predicarles. A veces vemos a una persona
necesitada de una palabra de aliento y resulta que es en
el momento en que más cansado estamos, más sin embargo hay
algo en ellos que nos mueve a ayudarlos.
Y es a veces por el cansancio, por las ansiedades que nos
vuelven una bola de egoismo; que en ocasiones nos volvemos
ciegos y no vemos las necesidades de nuestros hermanos. En
ese día, tenemos que nosotros buscar ayuda, buscar el
apoyo de quienes nos rodean, porque de vez en cuando,
nosotros también nos perdemos.
Sindy Collazo
|