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La Espiritualidad de las Lecturas
Decimonoveno Domingo
del Tiempo Ordinario B
11 de agosto, 2024
John Foley, SJ

Dios nos cuida

El relato que encontramos en la Primera Lectura tuvo lugar en la tierra regentada por la Reina Jezabel. El profeta Elías acababa de enfrentarse con 450 profetas del dios Baal.* El Dios de Israel ganó fácilmente ese encuentro, y Elías después llegó a cometer mucha violencia contra los profetas sobrevivientes. La Reina Jezabel, naturalmente enfadada, le comunicó a Elías que ella le haría lo mismo y aun más antes del final de ese día.

El duro amor compasivo de Dios vale siempre la lucha.

El profeta, aterrorizado, exhausto y desanimado—especialmente cuando, al volver, supo que los israelitas eran infieles al único Dios verdadero—se deprimió, a pesar de su gran triunfo. Le rogó a Dios que le quitara inmediatamente la vida, ya que él no valía. Entonces, se quedó dormido, como suele hacer la gente deprimida. Se acostó debajo de una retama.**

Dios podía haber endurecido su corazón hacia Elías tras esta oración desesperanzada. Sin embargo, un ángel tocó suavemente al profeta y lo despertó. El ángel le susurró, “Levántate, come.” “Miró Elías y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y una jarra de agua.”

Elías comió y bebió, pero entonces volvió a dormirse. El ángel le susurró tiernamente, “Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas.” Elías obedeció y encontró la fuerza para caminar cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios.

Lo que tenemos aquí es el cuidado de una madre que alimenta a su hijo desanimado y malhumorado.

Las otras lecturas tienen que ver también con la bondad de Dios, su generosidad hasta en los detalles más pequeños. El salmo responsorial nos invita a compartir esta bondad, “ Gustad y ved que bueno es el Señor ... Yo consulté al Señor y me respondió; me libró de todas mis ansias.”

En el Evangelio, Jesús también ofrece alimentación, esta vez en la forma de provisiones para un viaje sumamente largo: la vida eterna. Los oyentes (a los que san Juan llama “los judíos”) se niegan a aceptarlas. Discuten entre sí, escandalizándose de su oferta de comida milagrosa. “Murmuran” que conocían a sus padres, por lo tanto él era sólo un pobre campesino vuelto loco. Jesús les dijo que dejaran de criticar y que escucharan. Así como hizo la semana pasada, se compara con el maná bajado del cielo, diciendo que él es “el pan vivo que ha bajado del cielo.”

Es un poco difícil comprender a Jesús como pan vivo. Pero, dejando eso a un lado por el momento, enfoquémonos en la bondad deliberada que Dios le muestra a su gente: le da alimentos y bebida, la persigue una y otra vez para ofrecerle el mejor regalo de todos, el amor sacrificial de Dios. Dios sigue a su pueblo, silenciosa y suavemente.

¿Cómo podemos responder? Recibir el pan vivo en la Eucaristía es un buen comienzo. Reflexionar sobre la bondad de Dios es otra manera. Y sencillamente dejar de correr y permitir que el Señor nos encuentre. Dios es el que nos enviará al mundo (si es que nos puede alcanzar).

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos muy queridos, y proceded con amor, a ejemplo de lo que Cristo nos amó y se ofreció a sí mismo a Dios en oblación y hostia de olor suavísimo. (Efesios 5:1)


Juan Foley, SJ
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 * .El mismo Elías había convocado un enfrentamiento entre el Dios de Acab, llamado Baal, y el único Dios verdadero. Hizo que los profetas de Baal prepararan el sacrificio de un buey, pero sin aplicarle fuego. El dios Baal, si era Dios, debía enviar el fuego. Ellos aceptaron el reto, y durante gran parte del día invocaban el nombre de Baal, saltaban, y hasta se sajaban con cuchillos, pero no hubo respuesta. “sin que se oyese ninguna voz, ni hubiese quien respondiera ni atendiera a los que oraban.” (I Reyes 18:29).

Elías se burla de ellos, diciendo “Gritad más recio; porque ese dios quizá está en conversación con alguno, o en alguna posada, o de viaje; tal vez está durmiendo, y así es menester despertarle.”Elías entonces dispuso un sacrificio similar al Dios de Israel. Tanta confianza tenía en Dios que vertía una y otra vez cántaros de agua sobre el holocausto y sobre la leña. Entonces, tras una breve oración, bajó fuego del cielo y devoró el holocausto y la leña. (I Reyes 18: 21-40). Todos se postraron sobre sus rostros y adoraron al Dios de Israel. (I Reyes 21:39).

** .Retama: un seto alto en que la gente del desierto se refugia para protegerse del sol en el día y del viento en la noche.

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Fr. Juan Foley, SJ



Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org