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La Espiritualidad de las Lecturas
Primer domingo del Adviento B
29 de noviembre, 2020
John Foley, SJ

Esperando la Paciencia

¿Pasaste alguna vez en vela la Nochebuena cuando eras niño? ¿Y te escondiste en un rincón de la sala para ver decorar el Arbolito de Navidad? Yo sí.

Nosotros, de niños, también colgábamos enormes calcetines de felpa en la puerta de nuestra recámara, y yo recuerdo muy bien haber intentado mantenerme despierto en la noche para ver a Santa Claus, o a un duende, o a alguien depositar regalos en mi calcetín. Vigilaba durante toda la noche, hasta despertarme en la mañana para encontrar un calcetín navideño al punto de reventar, misteriosamente lleno.

  “Quiero la paciencia, y la quiero ya,” según el chiste popular. Pues bien, supongo que la paciencia no es una virtud propia a los jóvenes, pero recuerda que el propósito del Adviento es esperar. 

La paciencia llega a ser una “deliciosa bondad,” una miel que llena los panales de nuestra vida.
Hopkins, el poeta jesuita, tiene un poema sobre la paciencia que es muy apropiado para este primer domingo del Adviento.  Lee la nota al final para una versión en prosa de este magnífico poema,* Y después, como siempre, es bueno leerlo lentamente en voz alta.

¡Paciencia, dura cosa! ¡la dura cosa que sólo implorar
Y procurar es Paciencia! Paciencia quien pide
Quiere guerra, quiere heridas; fatigados sus tiempos, sus tareas;

Prescindir, aceptar cara o cruz, y obedecer.

La rara paciencia en éstos arraiga, y si faltan
En ningún sitio. Hiedra del corazón natural, Paciencia enmascara

Nuestras ruinas de anterior naufragio de propósito. Allí asolea.
Ojos de púrpura y mares de líquidas hojas todo el día.

Oímos rechinar contra sí los corazones: mata
Golpearlos más fuerte. Pero las rebeldes voluntades
Nuestras pedimos a Dios que incline hacia él aun así.
¿Y dónde aquél que más y más destila
Deliciosa bondad? — Es paciente. Paciencia llena
Sus claros panales, y aquélla viene por las sendas que sabemos.**

Todos nuestros más preciados planes y propósitos terminan a menudo en ruinas, así como los edificios del mundo antiguo. Hopkins dice que la paciencia es como un campo de hermosa hiedra, cubriendo suavemente las ruinas, quitando todas las asperezas. “Ojos de púrpura y mares de líquidas hojas todo el día;” esta frase no sólo nos recuerda la apariencia de la hiedra, sino que las palabras nos bañan en el lujo, la paz y el alivio de este panorama. 

La paciencia llega a ser una “deliciosa bondad,” una miel que llena los panales de nuestra vida.

La bondad de Dios nos brinda consuelo y tiempo—días, semanas, años, hasta toda una vida—para prepararnos, alistarnos, desear, y poco a poco, recibir.

La paciencia. Si no hubiera nada que mereciera la pena esperar, semejante virtud sería ridícula. Sin embargo, el nacimiento de Cristo al mundo y en nuestros corazones sí merece la pena esperar. Algunos dicen que Cristo ya nació, pero de hecho su nacimiento está todavía en proceso, de una manera sorprendente y misteriosa.  Seguimos siendo crueles hacia nuestros prójimos. Todavía les escondemos la verdad a los que nos aman. Envidiamos y deseamos lo que no nos pertenece. Y los terrores del mal nos rodean en este siglo veintiuno.

¿Qué debemos hacer, esforzarnos más? Sí, pero la verdadera respuesta es un esperar paciente y acogedor a que El Espíritu de Dios nazca en nuestras vidas. Y una determinación de contribuir en todo lo posible a este mundo.

Juan Foley, SJ
________

 * http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/gerard-manley-hopkins.pdf

 ** .Partes de este poema pueden ser difíciles de entender a primera vista, así que quiero sugerir su significado en prosa, estrofa por estrofa:

Primera estrofa:  La paciencia es difícil porque suele crecer sólo en tiempos de adversidad.
Segunda estrofa:  Pero la paciencia es como la hiedra, en que poco a poco cubre las ruinas de nuestras vidas con una belleza tranquila. (“ojos de púrpura” son las frutas de la hiedra)
Tercera estrofa:  Nuestros corazones son como piedras que chocan entre sí. Aun así, le pedimos a Dios que incline nuestra voluntad rebelde hacia él.
Cuarta estrofa:  Se compara a Dios con las abejas, que--pacientemente--llenan los panales.

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Fr. Juan Foley, SJ



Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org