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Homilía
Vigesimosexto domingo
del Tiempo Ordinario A
1 de octubre, 2023
Donaldo Headley

La Dueña del Tiempo

La decisión es la única dueña del tiempo. Sin tomar decisiones, no controlamos nuestras vidas. Los diversos pueblos que luchan por su liberación, la ganan sólo si hacen historia y forjan cultura. Los males actuales de la sociedad, sean ellos los de Albany Park, Kosovo o Timor Oriental, dieron su comienzo en la acción de forasteros que aislaban y colonizaban las poblaciones indigenas. El fruto de las historias desarrolladas sin la participación de los pueblos más afectados es siempre la alienación, la guerra y la muerte. A pesar de todas las estructuras sociales que dan vida al mundo moderno, el elemento más proclamado en sangre y por tinta de periódicos, es el esfuerzo de controlar y oprimir al prójimo. Los que controlan la historia de las naciones siempre secuestran el poder de la decisión lejos de la muchedumbre.

El evangelio según Mateo nos regala tres parábolas sobre la importancia de la decisión. Cada una explica un aspecto distinto de las decisiones que nos acercan al reino de Dios.

El tiempo parece necesario para nuestro trabajo a favor del reino.
Hoy, escuchamos la parábola de un padre y sus dos hijos. Ella trata de la importancia de una acción clara y escogida. La segunda parábola que sigue según el texto narra una historia de traición en la administración de una viña. Allí vemos que los seleccionados para anunciar el Reino de Dios no siempre lo hacen y a veces eliminan su realización. La tercera compara el reino a una boda a la cual los invitados deben llegar vestidos, no para el pasado, sino para el futuro.

Vale la pena leer las tres parábolas y así apropiar su sentido completo. Hoy consideramos sólo la primera.

En esta parábola, el padre manda a sus dos hijos a trabajar en su viña. Un hijo dice que no va, pero va y hace el trabajo; el otro dice que va, pero nunca llega. La historia nos explica la naturaleza de la decisión y el tiempo. El tiempo parece necesario para nuestro trabajo a favor del reino. Los cristianos que se hundían tres veces en la piscina bautismal, medían sus vidas según la norma de la muerte y resurrección de Jesús. El bautismo nos informa de la importancia del tiempo pasajero. Nosotros, invitados a tomar decisiones claras sobre nuestro uso del tiempo, caminamos a veces sin mucha claridad.

Ya hemos visto los principios del reino de Dios en la resurrección de Jesús, pero no sabemos cuando estos inicios se realizarán para toda la sociedad. Sin embargo, como Iglesia hacemos el intento de vivir como si el reino ya hubiera llegado, no descansando sobre la historia pasada, sino estrechando las manos hacia un futuro todavía por hacer.

Escuchamos siempre la importancia de sanar este mundo quebrado. Por ejemplo, hay gente que nos invita a prepara comidas por los que no tienen casa, así solidarizándonos con los hambrientos de todo el mundo. Se nos ofrece la oportunidad de levantar la voz para solicitar el perdón de la deuda internacional este año. Todos saben que la deuda principal ya se pagó y más de cincuenta veces año tras año con los pagos de los intereses proporcionales.

Nuestra patrona parroquial es La Señora de La Merced. ¿Aceptamos la responsabilidad de seguir a esta patrona, promoviendo el reino de Dios que es justicia, amor y compasión? Sin la decisión muy fundamental, no seremos sino una lengua mentirosa y unas ganas desencarnadas.

Con frecuencia, el matrimonio entre nosotros se acepta, no por la responsabilidad del mañana, sino la conveniencia del instante. Hay casos en que los hijos se aceptan, no como personas que crecen hasta liberarse de nosotros, sino como factores que uno controla. Vemos la fe, no como el proceso de cambio que nos ayuda a crear historia y cultura, sino como algo que ha sobrevivido un pasado ya perdido y olvidado. Sin embargo, aquí en la parroquia, en donde celebramos la eucaristía y comunicamos la fe a los hijos, hay familias que viven como un sacramento de la responsabilidad cristiana, formando la conciencia de su pueblo.

Todas las épocas históricas, incluyendo la nuestra, se animan para recibir el reino de Dios. Por esto debemos hacer la decisión necesaria a favor de nuestra fe y actuar. No hay otra agenda que funciona para liberar y salvarnos.

El Evangelio siempre nos cuestiona. A todo nivel de la vida, ¿trabajaremos para el reino de Dios o no? ¿Seremos los promotores del amor, justicia y compasión o no? Ya no podemos engañar al vecino con mucha lengua y homilías sin compromiso. Sólo nuestra decisión, la dueña del tiempo, debe hablar.\

Donaldo Headley

Donaldo Headley se ordenó al sacerdocio en 1958. Se graduó con MA en filosofía y STL en teología de la Facultad Pontificia del Seminario de Santa María del Lago en Mundelein, Illinois.


Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org