Por la Iglesia: que Dios le anime al Espíritu que todos nosotros hemos recibido para fortalecernos para amar sin demandas y perdonar sin condiciones.
Para el brotar de la fe: que crezcamos en depender de y confiarnos en Dios en todos los aspectos de nuestras vidas y relaciones.
Para una visión de la esperanza: que todos los que afrentan la violencia, destrucción y caos se renueven en el Espíritu de Dios para ser una fuente de luz and promesa para todos que luchan.
Para crecer en la paciencia: que Dios nos sostenga y fortalezca mientras esperamos que se cumplan los planes y promesas de Dios.
Por todos los participantes en el Sínodo de Amazonia: que el Espíritu Santo les inspire para buscar las mejores maneras de fortalecer la fe y renovar la Iglesia local.
Por los que buscan qué significa su vida: que experimenten las invitaciones amables para reconocer la bondad que Dios les tiene.
Para la gracia de soportarnos unos a otros: que afirmemos y soportemos unos a otros para crecer en la fe en todos los cambios de la vida.
Por todos los ordenados: que el Espíritu de Dios brille en ellos, animándoles con la sabiduría y el amor para servir al pueblo de Dios.
Por todos que sufren por su fe, especialmente los que viven en dictaduras: que conozcan la presencia de Dios en su sufrimiento para estar renovados en el Espíritu.
Por los que luchan por justicia social: que sigan fomentando la visión del Reino de Dios donde todos se tratan como hermanas y hermanos, cuidándose unos a otros.
Para más respeto para la vida humana: que los corazones de todos aprecien la vida—el don de Dios—desde la concepción hasta la muerte natural.
Por todos los heridos de abuso: que Dios les sane sus heridas físicas, mentales, emocionales y espirituales, para empezar una nueva vida.
Por naciones afligidas por el virus Ebola: que Dios les ayude buscar tratamientos de la enfermedad y contener sus efectos.
Para sanar el clima de la Tierra: que el Espíritu Santo nos ayude comprender el reto, inspirando nuestro ánimo para buscar soluciones para nuestra “casa,” la Tierra.
Para acabar con la violencia en nuestras ciudades: que el dolor y el ultraje conmuevan a la gente para actuar, promoviendo la reconciliación y la justicia entre grupos de distintas razas y religiones.