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Sintiendo y Pensando en Fe
Vigésimo Noveno domingo
del Tiempo Ordinario C
20 de octubre, 2019
Sindy Collazo

Oremos sin desfallecer … todos tenemos adversarios

La insistencia en la oración es una lección bíblica un poco difícil de entender; de digerir. Muchos entienden por esto que cualquier cosa que le pidamos a Dios con insistencia, se nos será concedido; que la clave es ser insistentes. Esta interpretación siempre me ha preocupado;  puede llevarnos a muchos a la desolación. Puede ser una trampa para limitar nuestra relación con Dios a una fuente de satisfacer nuestros deseos, a veces egoístas y no constructivos.

Así mismo como nuestros padres sabían que no podían dárnoslo todo, por nuestro bien. Dios también quiere ayudarnos, pero Dios sabe que darnos. Ahora, Dios desea que contemos con su ayuda para las pequeñas cosas. Los elementos del día a día que podamos compartirlos con Él.

El camino es duro pero no estamos solos.

Si el “juez injusto,” actuó para que la viuda dejara de insistir,  Dios Padre quien es justo, nos ama y sabe lo que necesitamos, nos dará, si se lo pedimos, justo lo que necesitamos. ¡Pero … pero … quiere que oremos por ello! Por todo lo grande y también por lo pequeño. Que al cultivar una relación real con el Padre, descubramos lo que realmente debemos pedir y necesitamos en el camino.

¿A qué, entonces, se refiere Jesús con este llamado a la insistencia en la oración a la que nos invita?

No estamos hablando de simplemente ser insistentes en la oración por cualquier cosa. Estamos hablando de orar cuando un adversario/adversidad nos hace sufrir y no nos permite progresar; estamos hablando de justicia. ¿Qué tipo de justicia necesitamos en nuestra vida?

En el camino hacia Dios todos enfrentamos adversidades y adversarios.

Primero que nada, reconocemos que esto es parte del camino; a todos nos tocan este tipo de dificultades.

Sufrimos de adversidades accidentales, como falta de recursos o cuando nos caemos y nos lastimamos o cuando el auto se nos queda en medio de la carretera. Adversidades personales, cuando por alguna razón u otra alguien nos hace la guerra y nos trata de hacer daño, o cuando no nos sentimos bien física o emocionalmente. Y sociales, cuando el sistema, gobierno, leyes que nos rodean, nos oprimen y no apoyan nuestro desarrollo o bienestar.

Hoy en día todos tenemos una adversidad evidente: ser creyentes y testigos del mensaje de salvación en un mundo que considera creer en Dios, algo anticuado y no razonable. Mas, esto no es nada nuevo. Desde el comienzo del cristianismo, las adversidades y los adversarios estuvieron presentes.

Consciente de esto, Pablo le recomienda a Timoteo “permanece firme en lo que has aprendido y se te ha confiado “En medio de las adversidades, Pablo nos invita a no perder la fe. A crecer en sabiduría, perseverancia y paciencia.

Moisés nos enseña otra lección en la perseverancia y en la lucha contra las adversidades: ¡Cuenta con otros y pide ayuda!

Jesús nos da la otra parte necesaria para sobreponernos a las adversidades: “la necesidad de orar siempre y sin desfallecer.”

Si permanecemos firmes y oramos sin cesar, Jesús nos promete que Dios nos hará justicia: “¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar.”

En otras palabras, el camino es duro pero no estamos solos. Contemos con la compañía y la ayuda de Dios en nuestro camino y contemos con que su presencia también está en aquellos quienes nos rodean para que sintámonos la confianza de apoyarnos en ellos y de pedir ayuda. Tener la certeza y la confianza de que Dios nos acompaña y nos defiende es tener fe.

Por eso Jesús nos reta cuando dice:

  “Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen ustedes que encontrará fe sobre la tierra?”

Oramos, pero: ¿podremos darnos cuenta de cómo Dios nos hace justicia?

Se nos invita a despertar a la gracia y ver como Dios nos acompaña y nos defiende en el camino.

¿Y de qué tipo de adversidades y adversarios Dios nos defiende?

Dios nos defiende de todo aquello que nos impida acercarnos a Él.

Así que oremos sin desfallecer … todos tenemos adversarios.

Dios me los Bendiga y Sean Santos

Sindy Collazo


Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org