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El Maestro

No me gusta el invierno de Chicago; ni tampoco el frío que promete y siempre trae. Me encanta el calor de centroamérica en esta temporada cuando se calman los huracanes y comienzan a soplar las brizas del verano seco. Se llenan las noches de estrellas y los días de la posibilidad de visitar los ríos de la montaña. El invierno es una estación embrujada que provoca sólo la hibernación a la fuerza.

El Bautismo de Jesús y el reto de Juan nos pone múltiples alternativas personales que son mucho más que un rompecabezas sin solución.

En el corazón de esta temporada, sólo los niños me quitan la depresión que siento. En esta comunidad, la mayoría de las familias son de lugares de un calor verenal en el Mar Pacífico o el Caribe. Sin embargo, al caer las primeras copas de nieve, estos niños soñadores salen a las calles para bailar con ellas, tragándolas en su écstasis antes de volver a su casa acompañados de bebidas calientes de chocolate y regalos juveniles.

El Adviento es la temporada que pule nuestras expectaciones. A la vez que unos esperen al redentor como un rey poderoso, otros buscan a quien abrazaba a los leprosos y lavaba los pies a los marginados. Unos quieren ver el juicio de Dios sobre nosotros como hecatombe; otros lo verán con Marcos como la liberación final.

La introducción del evangelio según Marcos es rica y llamativa. Nos explica lo que el mundo puede esperar de Jesús de Nazaret, anunciando con su texto combinado de Isaías, Malaquías y el Éxodo el plan de Dios. La expectación es el factor más fuerte en estos pasajes. Una vida renovada brotará de nuestro tiempo de preparación y esperanza.

Juan el Bautista, predicando la penitencia y la conversión, señala el futuro y la renovación de todos los pueblos tocados por la presencia de Jesús de Nazaret. El Bautismo de Jesús abre el camino que lo conduce hasta la cruz. Para los que le siguen, la cruz es la parte más importante de su expectación y el fin lógico y definido de una vida de lucha y confrontaciones continuas.

El Bautismo de Jesús por Juan cambia todo lo nuestro. La teología protestante tradicional dice que el bautismo nos tira un manto encima, cubriéndonos con la imagen de Jesucristo.

Nuestra tradición católica cristiana nos dice otra cosa. El Bautismo de Jesús y el reto de Juan nos pone múltiples alternativas personales que son mucho más que un rompecabezas sin solución. Nosotros viveremos de forma diferente con los que desean tener un pedazo de nuestra vida. No andamos disfrazados con la imagen de Cristo; vivimos nuestra propia realidad ya marcada por la conciencia viva y liberadora de Cristo.

Según Isaías, Dios nos llega a aplacar nuestro dolor. El profeta no promete la desaparición de toda alienación, sino la llegada del mismo Dios para liberarnos. La gloria visible y presente de Dios será única en nuestras vidas, nuestra unión como pueblo en Cristo (capítulo 17). Esta manifestación de Dios no es ficticia; es palpable y real. Como Jesús es unido al Padre, nosotros seremos unidos, los unos con los otros.

La segunda carta de Pedro nos habla de un "Día del Señor" que parece una pesadilla matinal. Sin embargo, la carta presenta las consecuencias lógicas para los que han aceptado el Reino de Dios como su prioridad. Lo mencionado en la carta no es un desastre, sino la imagen del Dios que llega para quemar la basura nuestra y dejarnos libres de ella. n la justicia de Dios como compañera.

Nuestra época de expectaciones se vuelve un don de esperanzas. Dios llegará para juzgar la sociedad nuestra; nos liberará para crear un mundo en el cual vamos a querer vivir. ¿Cuál será mi responsabilidad ante Dios? Me tocará escribir una historia propia con mis experiencias y raíces culturales. Mi fe será un don al futuro, no sólo un préstamo del pasado. Así aprenderé con Marcos el valor de la cruz y a bailar en la nieve con los niños del barrio.

Donaldo Headley

Donaldo Headley se ordenó al sacerdocio en 1958. Se graduó con MA en filosofía y STL en teología de la Facultad Pontificia del Seminario de Santa María del Lago en Mundelein, Illinois.


Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org