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Sintiendo y Pensando en Fe
Segundo domingo
de Cuaresma A
5 de marzo, 2023
Sindy Collazo


La presencia de Cristo entre sufrimientos y gozos

Todos sufrimos y no nos gusta. Todos tenemos momentos de felicidad y no nos duran.

Los momentos de sufrimiento y de gozo de nuestras vidas imprimen en nosotros una memoria corporal y espiritual.

Ahora, la memoria de ese momento los marcó para el resto de sus vidas. 

Nuestra mente tiende a volver a visitar los momentos felices y agradables de nuestra vida. Recordarlos nos hace sentir bien y ponen una sonrisa en nuestro rostro. Nos da una muestra de las emociones que sentimos en aquellos momentos. Esos momentos se vuelven un refugio en nuestra vida, en donde podemos reposar nuestra mente y nuestro corazón.

Más en otras ocasiones nuestra mente vuelve a visitar los momentos desagradables, de angustia y de dolor en nuestras vidas. Y recordar estos momentos nos vuelve a dar una muestra de las emociones que sentimos en aquellos momentos. Esta vez no quisiéramos quedarnos en ese momento, sino salir de esa memoria lo antes posible.

¿Nos ha pasado, que hemos sentido una angustia tan inmensa o una tristeza tan inmensa que pensamos no la podremos sobrevivir?

¿No nos ha pasado, que hemos sentido una alegría tan inmensa o nos da una risa incontrolable que nos causa dolor en el cuerpo?

Lloramos mucho y nos duele el cuerpo.
Reímos mucho y nos duele el cuerpo.
Y es que el diseño de nuestros cuerpos no resiste mucho de nada. 
Nuestros cuerpos no resisten emociones fuertes, negativas o positivas.
En conclusión, necesitamos un mejor cuerpo. Más resistente.

Yo siempre he visto los momentos de alegría como pequeñas transfiguraciones. En esos momentos de alegría y gozo, recibimos una muestra de lo que hemos de recibir en la vida eterna. Lo único que se nos puede compartir es unas muestras del gozo eterno. Y es solo en pequeñas muestras, porque nuestro cuerpo no resiste por mucho tiempo.

Al menos, este cuerpo. Ahora, en la vida eterna no tendremos muestras de gozo y alegría, sino que viviremos en eterno gozo y alegría. Porque esta vez tendremos un cuerpo transfigurado, glorificado, inmortalizado. Y ese cuerpo si resiste.

En el momento en que Pedro, Santiago y Juan presenciaron la transfiguración de Jesús, ellos sintieron la paz y el gozo que la vida eterna nos promete. Naturalmente querían quedarse allí.

Más sus cuerpos no estaban listos para quedarse allí. Ahora, la memoria de ese momento los marcó para el resto de sus vidas. 

Así mismo nuestras muestras de memorias de momentos de alegría, felicidad, y gozo están allí para que recordándolas y reviviéndolas, recibamos el ánimo y la fortaleza para luchar por la vida eterna, porque allí tendremos eterna felicidad y gozo.

Si los momento de alegría son esos momentos de transfiguración que nos animan a buscar la vida eterna. Los momentos de tristeza y de angustia y dolor nos animan también a trabajar por la vida eterna. Sabiendo que al obtener la vida eterna, jamás volveremos a sentir angustia, ni dolor, ni angustia. 

Y Cristo está presente en nuestras vidas. Presente en nuestras alegrías y también en nuestras tristezas. Fortaleciéndonos para trabajar por nuestra meta eterna. Conscientes de que Jesús también sufrió dolor, tristeza, angustia y hasta su muerte. Pero que ese no es el final. 

Tenemos que vivir con la imagen de las pequeñas transfiguraciones de nuestras vida que reflejan nuestro destino eterno. Que están allí para sostenernos y fortalecernos en el camino. Para compartir en la victoria de Cristo sobre la muerte y todo lo que pertenece a la muerte: dolor, sufrimiento, necesidad ...

La vida eterna dice Pablo: “Este don, que Dios nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro Salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad”.

Así que en momentos de sufrimiento y tristeza, busquemos las pequeñas transfiguraciones en nuestra memoria, los momentos de alegría y gozo para que refugiados en nuestra esperanza, recibamos la consolación que la promesa de salvación nos da.

Dios les Bendiga y Seamos Santos.



Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)]. Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org