Estamos ya en una nueva estación del año litúrgico. De repente, ha concluido el Tiempo de Navidad y nos encontramos en el “Tiempo Ordinario.” El domingo pasado finalizamos las celebraciones del nacimiento, la niñez y, por supuesto, el bautismo de Jesús.
A partir de ahora vamos a oír relatos de su vida activa y pública como Palabra de Dios. Esos relatos comprenden lo que es el “Tiempo Ordinario,” a pesar del nombre más bien mundano de la estación.*
¿Por cuánto tiempo durará el “Tiempo Ordinario”? Lo vamos a celebrar todos los domingos del año, con la excepción de los tiempos de Adviento/Navidad, Cuaresma/Pascua, u otra celebración especial.
Ahora estamos en un año C, el cual comenzó en Adviento. Así que el Tiempo Ordinario para este año nos presentará el Evangelio según Lucas. Todos los domingos oiremos estas palabras antes de la lectura del Evangelio: “Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.”**
Este año, sin embargo, para complicar un poco más las cosas, la lectura para el segundo domingo del Tiempo Ordinario no proviene del Evangelio según San Lucas. En su lugar, la iglesia ha colocado una lectura del Evangelio según San Juan, sobre un evento que sucedió antes de que comenzara la vida pública de Jesús, como explica el Señor (“todavía no ha llegado mi hora”).
Podríamos considerar que este domingo es una breve transición, para consolarnos y despertar nuestras expectativas sobre el Mesías y la Buena Noticia.***
Pues, examinemos los símbolos.
En la primera lectura, Isaías dice que Dios le va a poner a su pueblo un nuevo nombre. Ya le llamarán “Mi favorita.” Y su tierra será “Desposada.” El Señor los desposará y sus tierras producirán en abundancia.
En el Evangelio, un relato que todos conocemos, estamos en la boda en Caná de Galilea, y no les queda vino. Pero Jesús logra transformar el agua en el mejor de los vinos, así como el Padre puede transformar a un pueblo abandonado en “su favorita.”
El agua convertida en vino es la imagen idónea para un pueblo falta de esperanza, un pueblo que necesita beber de la promesa. Solo Dios encarnado en Jesús es capaz de suministrar esta bebida. A diferencia de lo que sería la sencilla historia de un milagro asombrante, el relato del Evangelio tiene un sentido simbólico muy profundo.
María le dice a Jesús, “No les queda vino.” (simbólicamente, la raza humana ya está desprovista de vida.) Jesús responde de una forma curiosa, “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.”
Es que no ha llegado todavía la hora de su vida pública. En esa vida tendrá que predicar, sanar, sufrir, morir y resucitarse, como veremos en la semanas venideras.
Pero María lo conocía demasiado bien. No tomó en cuenta todas las razones para no cumplir en ese momento la promesa de Dios. Ella sabía que el pueblo necesitaba el vino bueno,rico,de la vida, que es el amor. Confiaba en su hijo.
Les dice a los sirvientes, “Haced lo que él diga.”
Y hay vino.
Este domingo, empezamos a ver cómo Jesús nos convierte en “su favorita.”
Este es el calendario que seguimos:
- La solemnidad de la Epifanía (siempre cae en domingo en Estados Unidos.
- El próximo domingo es la celebración del Bautismo del Señor, seguido por los días de la primera semana del Tiempo Ordinario.
- Después, nuestro segundo domingo del Tiempo Ordinario (y los días de su segunda semana)
** Algunos estudiosos pensaban que el relato de la boda en Caná había “migrado” al Evangelio de San Juan, aunque tuvo su origen en el Evangelio de San Lucas. Esta teoría podría explicar por qué se encuentra aquí, en el año litúrgico que le corresponde a San Lucas, tal vez para facilitar la transición entre el Tiempo de Navidad y el Tiempo Ordinario. La verdad es que nadie lo sabe.
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Fr. Juan
Foley, SJ