La mayoría de nosotros está acostumbrada a un mundo que ignora a Jesús, a Dios, la religión, la espiritualidad, la fidelidad, la verdad, etc—para valorar algo que se llama “los resultados netos.” Nuestra cultura responde así a la pregunta que Jesús hizo el domingo pasado (“¿Qué quieres que haga por ti?”): “el dinero y el éxito, tal vez mucho de los dos, y la admiración de la gente.”
Vemos la tele, todo lo digitalizamos, nos hacemos esclavos del iPhone, y le permitimos a todo el mundo sus propias creencias—o tal vez ninguna--con tal de que no interfiera con nuestras vidas.
Nuestros “valores” se resumen así: 1) llamar la atención de suficiente gente, 2) vender muchos anuncios publicitarios, 3) ganar mucho dinero.Y, por supuesto, nosotros acabamos compartiendo los valores de la cultura.
Otras culturas tienen, y han tenido siempre, una respuesta muy distinta a la pregunta--”¿Qué quieres?” Las lecturas para este domingo ponen de manifiesto unos valores muy diferentes.
En la Primera Lectura descubrimos lo fundamental para la religión hebrea, en la cual Jesús se formó. No buscaba el dinero, ni el poder, ni los bienes materiales.
Escucha, Israel:
El Señor nuestro Dios es solamente uno.
Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón,
con toda el alma,
con todas las fuerzas.
Desde luego, no todos respondieron a este llamado, pero “Escucha, Israel” era la pieza clave de todos los oficios religiosos judíos matinales y vespertinas. Hacían todo lo posible para creer en el único Dios.
En Deuteronomio 6:6ff, los versos que siguen a nuestra lectura, Moisés aconseja a su rebaño así como una madre aconsejaría a sus hijos:
Y estos mandamientos, que yo te doy en este día, estarán estampados en tu corazón. Y los enseñarás a tus hijos,
y en ellos meditarás sentado en tu casa
y andando de viaje,
y al acostarte y al levantarte.Y los has de traer para memoria ligados en tu mano,
y pendientes ante tus ojos,
Y los escribirás en las jambas
y en las puertas de tu casa
Esto era fundamental para la vida. Se consideraba esta enseñanza la
oración más importante para los judíos. Indicaba claramente cómo los
judíos creían en el único
Dios.
¿Y Jesús? ¿Predicaba él también esta creencia judía fundamental?
Sí. Veamos el Evangelio. Jesús cita las palabras de Moisés:
Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.**
Cuando estamos cerca de Dios, semejante amor tiene que derramarse también sobre los demás. Como seguidores de Jesús, ¿podríamos repetir las palabras de Moisés y de Jesús y basar en ellas nuestra vida?
¿Sí?
Dios ha amado siempre a todas las personas del mundo, a lo largo de la Biblia. La pregunta es, ¿qué hacemos con nuestra propia vida?
¿Y sobre quiénes se derrama nuestro amor?
por Tracey Rich, en el sitio web http://www.jewfaw.org (una perspectiva ortodoxa). Para ver las palabras en hebreo y en inglés, http://www.jewfaq.org/prayer/shema.htm.
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Fr. Juan Foley, SJ