1 Por la Iglesia: que abracemos con el amor de Dios a todos los marginados, invitándolos para venir y ver a Jesús en la acogida y la amistad de la comunidad cristiana.
2 Para la gracia de arriesgar todo por Cristo: que imitemos a Zaqueo en el evangelio de hoy, dejando atrás nuestro egoísmo y soberbia para conocer a Cristo.
3 Para el don de gozo: que regocijemos en la experiencia de conocer a Jesús en el camino de nuestra vida.
4 Para el riesgo de perdonar: que, como hijos de Dios, perdonemos a los que nos ofenden, tratándoles con bondad y amabilidad.
5 Para la gracia de convertirnos: que aceptemos el amor abundante de Dios, para seguir el camino de la vida, renovados por la misericordia de Dios.
6 Para el espíritu de responsabilidad: que protejamos y cuidemos la creación que nos ha dado Dios y que nos habla de su gloria.
7 Por nosotros mismos: que Dios cumpla en nosotros todos los propósitos y virtudes sembrados dentro de nosotros.
8 Por todos que llevan cargas pesadas de miedo y ansiedad: que el Espíritu Santo les libre y les ayude reconocer a Dios en sus vidas, llenando sus corazones con paz.
9 Por todos que andan extraviados en su vida, especialmente los jóvenes que se han huido de sus casas o se han metido en drogas: que nosotros les ayudemos y les ofrezcamos una manera de buscar a Dios y regresar a sus casas y a sí mismos.
10 Por los catecúmenos y los candidatos: que Dios les guíe buscar la
verdad, reconociendo más y más a Cristo, dándole la bienvenida en sus corazones.
11 Por los ricos que se han aprovechado de los pobres: que Cristo les visite para enseñarles otras oportunidades para cambiar y otra ruta para seguir.
12 Por los enfermos: que Dios les cuide a todos los enfermos, anime a todos los desesperados y fortalezca a todos los voluntarios.
13 Por los gobernantes: que busquen sinceramente la verdad y abrazarla imparcialmente.
14 Para la paz por todo el mundo: que Dios proteja a todas las víctimas de las guerras, de las maras y de la violencia de las calles.
15 Por todos que han muerto, especialmente nuestros parientes, amigos y conocidos: que Dios les dé la bienvenida al banquete celestial.