Homilía
Domingo 3º de Cuaresma, ciclo B
11 de marzo 2012

Primera lectura: Éxodo 20: 1-17
Salmo responsorial: 19:8, 9, 10, 11
Segunda Lectura: 1Corintios 1: 22-25
Evangelio: Juan 2: 13-25

Una Alianza Vieja En Un Templo Nuevo

El domingo pasado, el segundo de esta cuaresma, los adultos que se van a confirmar en la Vigilia Pascual se presentaron a la comunidad parroquial.
Los adultos que se confirmarán el Sábado Santo también pasarán por el escrutinio de nosotros durante las misas de domingo. En sus propias reuniones, ellos darán sus reflexiones sobre tres pasajes del evangelio según Juan: la historia de la mujer samaritana (cap.4), la del hombre nacido ciego (cap.9) y la de la resurrección de Lázaro (cap.11).

Durante nuestras celebraciones eucarísticas dominicales y cuaresmales, nosotros utilizaremos, no esas lecturas sino las del Ciclo B. Cada juego de lecturas comienza con la celebración de una alianza entre Dios y el pueblo. Dios se une a la humanidad entera por medio de la familia de Noé. El se vincula a una nación como signo a las demás naciones por medio de Abraham. Forma su alianza con los que viven una nueva opción moral por Moisés. Y finalmente, el Señor pone su morada entre los nuevos israelitas regresados del exilio por medio de un grupo de sacerdotesprofetas revolucionarios.

En este Tercer Domingo de cuaresma, la primera lectura nos llama a aceptar la alianza moral hecha con Israel durante su paso por el desierto. Para el israelita, Dios nunca es un ser sin relación con el pueblo o más allá de todo reconocimiento. Dios existe relacionado con nosotros y nuestros asuntos. Según la Biblia Dios hace sólo dos cosas: crea del caos y libera de la esclavitud. Nosotros nos responsabilizamos de los lados contrarios de esas dos monedas de la creación y la liberación: la organización de la vida y la responsabilidad de nuestras acciones.

Según las famosas Diez Palabras que llamamos Mandamientos como si fueran una imposición, Dios promete acompañarnos siempre si nos comprometemos a abandonar poco a poco el multiple desorden y esclavitud de nuestras vidas.

En la lectura seleccionada hoy de la primera carta a los cristianos de Corinto, San Pablo nos recuerda de que no entendemos nada de lo que Dios nos habla. La Palabra hablada por Dios desde el principio que se ha hecho carne en nuestra humanidad dice lo que no queremos escuchar. Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, vive la vida totalmente, no permitiendo nunca que nadie se la quite, pero dándola por nosotros y empapándonos con ella.
Jesús vive más allá de los principios de todo lo que significa la sabiduría humana del occidente y las esperanzas humanas del oriente. Como judíos o griegos de filosofía, no entendemos nada ni de Dios ni de su Cristo.
La selección del evangelio según Juan con la que cerramos las lecturas del fin de semana es escandalosa. Se encuentra al principio del evangelio, no como en las versiones sinópticas. Jesús no quiere reformar el templo sino quitarlo. Marcos es el único sinóptico que dice algo semejante cuando compara el templo con una higuera que no da su fruto ni dentro ni fuera de la época de la cosecha.

Jesús dice a los que le critican que ellos han convertido el templo en un mercado, poniendo los animales de sacrificio en los lugares destinados para las reuniones de extranjeros y mujeres. En otras palabras, las personas que necesitan el templo ya no lo pueden usar. Pero Jesús va más allá de esta crítica. No habla de la destrucción ni de la reconstrucción de un templo similar. Ahora habrá sólo un templo, aquel mencionado por los cristianos palestinos en nuestra Carta a los Hebreos, el mismo Cristo. Poseemos un solo templo, un sacerdote y un sacrificio, Cristo Resucitado. El se hace presente totalmente en la comunidad cuya vida compartimos. Cristo es la reunión del pueblo, la proclamación de la Buena Nueva y la fracción del pan. Vivimos sólo como vive él.

Según lo que leemos y escuchamos de las lecturas cuaresmales dominicales, ¿estamos preparados para hacer el escrutinio de los que serán confirmados en la Vigilia Pascual? ¿Vivimos la alianza moral ofrecida por Dios? ¿Hemos abrazado la sabiduría de Dios en lugar de la nuestra? ¿Vivimos ahora sólo en Cristo, el templo único de Dios?

 

P. Donaldo Headley



Donaldo Headley se ordenó al sacerdocio en 1958. Se graduó con MA en filosofía y STL en teología de la Facultad Pontificia del Seminario de Santa María del Lago en Mundelein, Illinois.

Derechos de Autor © 2012, John B Foley, S. J.
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Se concede permiso para la reproducción para uso personal o uso parroquial.


Arte de Martin Erspamer, O.S.B. (Anteriormente Steve Erspamer, S.M.)
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
[“Clip Art” religioso para el año litúrgico (A, B y C)].
Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org/