Reflexiones
Domingo 3º de Cuaresma OICA
11 de marzo de 2012

Calendario litúrgico 2011 ciclo A, año impar
 
Insaciables

En ocasiones Dios nos permite reflexionar en algo que valoramos mucho para mostrarnos entonces algo que es aún mas preciado.

Los samaritanos dependían del pozo de Jacob. Este pozo era su legado. Con el mantenían sus cultivos, sus animales y sus familias.

Jesús quiere que prestemos atención a la herencia que él quiere dejar, la vida eterna.

“Dame de beber” es la frase que dice Jesús a la samaritana, y ella no se sorprende por ella, se sorprende que un judío le estuviera dirigiendo la palabra. Los judíos no solo no le hablaban a los samaritanos, sino que los menospreciaban y les consideraban inferiores. Una persona que ante la sociedad era superior a ella, le estaba hablando, y mas que eso, pidiéndole ayuda.

Puede que nos sintamos así con Dios, a veces no podemos entender como puede un Dios todopoderoso prestarnos atención, escuchar nuestras oraciones, pero a veces lo mas difícil de creer, es que Dios también nos pide ayuda, el ser supremo y todopoderoso quiere necesitarnos y nos ama.

Al ver como reaccionó la samaritana, Jesús le dice:

“Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber, tu le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva”

En otras palabras Jesús le esta diciendo que si supiera lo que Dios realmente nos ofrece cuando entramos en una relación con él, estaríamos con ansias locas de buscarle y de encontrarle. Y lo hermoso es que él quiere ser encontrado.

Pero como la samaritana, a veces somos nosotros, no Dios, quienes limitamos lo que queremos recibir de él. Nos conformamos con poco, nos quedamos en la superficie.

Es aquí donde Jesús nos muestra bajo un microscopio un principio básico e importante de nuestra naturaleza humana: somos insaciables.

Yo tengo un amigo que hace un tiempito atrás estaba soñando y no hacia mas que hablar de que quería un televisor nuevo. Después de unas semanas me vuelvo a encontrar con él y le pregunto: “¿te compraste el televisor que querías?” Y el me dijo: “si pero ahora quiero un carro nuevo”.

Y sólo tenemos que pasearnos por unos minutos alrededor de nuestra casa para ver todas las cosas que compramos y deseábamos, que ya hoy en día no nos gustan o nos cansamos ya de ellas.

Somos insaciables.

La imagen del agua funciona perfectamente con nuestra naturaleza. Es cotidiana y muy necesaria. Si tomamos agua, nos va a volver a dar sed, no importa cuanta tomemos. Por eso la idea de agua que nos satisfaga completamente era tan atractiva para la samaritana. “¿De dónde, pues, tienes esa agua viva?”

Si estuviera en nosotros la capacidad de encontrar aquello que nos satisfaga completamente y que nos permita dejar de desear, todos lo buscaríamos.

Para ser felices, no nos hace falta comprar algo que todavía no tenemos, no es una meta profesional o una pareja… es encontrar la fuente.

Jesús nos quiere ayudar a entender que como seres humanos estamos diseñados para ser completamente satisfechos, solo con Dios. Dios es el único que puede llenarnos.

Pues él nos creó para buscarle y encontrarle, estamos alambrados para necesitar a Dios. Nuestros deseos humanos, y la naturaleza insaciable de nuestro ser son un indicio de nuestra búsqueda y nuestra necesidad de Dios. Dios es nuestra agua viva.

Lo que Jesús nos ofrece es lo que realmente buscamos.

Ahora, hay muchas cosas que nos entorpecen acercarnos a Dios, pueden haber muchas cosas tangibles, como nuestro apego a cosas materiales, nuestro deseo de poder y de satisfacción instantánea, pero el mayor estorbo para acercarnos a Dios se encuentra en nosotros mismos. Cuando pensamos que tenemos que pretender ser alguien que no somos para que Dios nos acepte. Hacer ciertas cosas, comportarnos de cierta manera...No tenemos que pretender ser perfectos para acercarnos a Dios. Se trata de tener un deseo verdadero por buscar y encontrar a Dios. Se trata de mostrarnos a Dios tal y cual somos con nuestras virtudes y defectos y con la apertura y disposición de ser transformados por él. Esta apertura, esta honestidad nos lleva a ser esos adoradores en espíritu y verdad a los cuales Jesús se refiere. Se nos invita a ser completamente abiertos y honestos en nuestra relación con Dios. No hay otra manera de acercarnos a él.

Instintivamente mientras descubrimos a Dios, nos damos cuenta de todo aquello que nos pesa, que nos estorba para seguirle. Y así, como la samaritana, dejó su cántaro, para proclamar la buena noticia, así también nosotros, poco a poco, descubrimos aquellas cosas que nos acercan o nos alejan de Dios. Y de repente descubrimos aquello que ya no nos llena y aquello que ya no necesitamos y lo ponemos a un lado.

Y cuando descubrimos nuestra fuente de felicidad. Que también es nuestra fuente de salvación, nos invade un espíritu de generosidad, porque Dios nos llena y nos desborda de sus gracias, no tenemos otro deseo, otra necesidad que compartir las gracias recibidas. Eso, mis hermanos y mis hermanas, es un corazón saciado.

Sindy Collazo, MBA, MTS

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Sindy Collazo es una puertorriqueña graduada de Weston Jesuit School of Theology con un grado de Maestría en Estudios Teológicos.

español - liturgy.slu.edu

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Arte de Martin Erspamer, O.S.B. (Anteriormente Steve Erspamer, S.M.)
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
[Religious Clip Art para el Ano Litúrgico (A, B y C)].
Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido solo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para mas información puede ir a: http://www.ltp.org/

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