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La Palabra que nos compromete
3º Domingo de Tiempo Ordinario
22 de Enero de 2017
John Kavanaugh, SJ


Corazones divididos, Iglesia dividida
“¡Yo soy de Apolo!.”

Según Isaías, “El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz;  la luz resplandeció sobre los que vivían en densas tinieblas.  Multiplicaste la alegría, has hecho grande el júbilo.” Nosotros los cristianos consideramos que esta es una profecía no sólo de la venida de Cristo, sino también de su pueblo.

Aún así a menudo en la vida de la Iglesia, se divide a Cristo en pedazos, y el cantar de su pueblo es cacofonía.  Las divisiones afligen a las varias tribus cristianas.  La barra del supervisor, que Jesús profetizó que se rompería la empuñan facciones que piensan que monopolizan a Cristo.

En la Iglesia católica, frecuentemente va algo así:  Yo soy de Ratzinger.  Yo soy de Rahner.  Yo soy del Papa.  Yo estoy a favor de las manifestaciones.  Yo estoy a favor de la restauración.  Yo estoy a favor de la reforma.  Yo estoy a favor de las mujeres.  Yo estoy a favor de la tradición.

Nos olvidamos de una cosa:  ¿Nos han salvado Ratzinger y Rahner?  ¿Fue crucificado el Papa por nosotros?  ¿Nos bautizamos en nombre de la tradición o de la reforma? 

Primero, cada uno de nosotros, desde el Papa hasta el pobre, permanece humildemente ante Dios
San Pablo les ruega a los corintios, en el nombre de Jesús, que no hayan divisiones entre ellos:  “que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.”  Pero,  ¿qué es lo que les une si no tienen intereses comunes?  ¿Qué es lo que unifica al tomar decisiones?  Es evidente que le han informado a San Pablo de discordias dentro de la Iglesia de Corinto que se basaban en compromisos divergentes a algo o a alguien que no era Jesús.  Eso es lo que les dividía.

Los partidarios, tanto si vivieron en tiempos de San Pablo como si viven ahora, “son de” alguien que no es Jesús.  Algunos piensan que Pablo posee la verdad.  Otros se aferran a Apolo.  Otros prometen su lealtad a Pedro.  Pero Pablo no quiere tener nada que ver con esta manera de pensar.

“¿Está dividido Cristo?  ¿Ha sido crucificado Pablo por ustedes?”  Nuestro bautismo, por los dones de la tradición y la ley, del rito y del orden, es la señal de nuestra salvación; pero la salvación se encuentra en Cristo, no en nadie más, ni en nada más.  Otras voces que nos ofrecen a otro salvador hablan el lenguaje mundano del poder y del privilegio, no es el camino de la cruz, que les parece insuficiente e insensato.

En el evangelio de San Lucas, Jesús sale de Nazaret para Cafarnaún para cumplir con la promesa de llevar luz al Jordán.  Predicó que el Reino de Dios requiere reforma.  Efectivamente así es.  Así fue para la iglesia de Pedro y Pablo.  Y así es para nosotros hoy en día.

En la vida “siempre transformante” de la Iglesia, hay por lo menos  dos principios que parecen ser importantes.  Primero, cada uno de nosotros, desde el Papa hasta el pobre, desde el teólogo hasta el activista, desde los abuelos hasta los niños, permanece humildemente ante Dios como pecador o pecadora llamados a la conversión y la salvación en Jesucristo.  No puede haber ninguna otra base ni ningún otro principio de los cuales podemos abordar nuestros dones o deficiencias diferentes. 

Segundo, es bueno recordarnos de la clase de persona que Jesús eligió para ser apósteles: de los hermanos pescadores, Simón y Andrés a Mateo y a Juan, todos tenían sus defectos pero también su gracia.  Llegarían a curar a la gente y a predicar de un reino que atraería a millones a Cristo.  Y lo que siempre les ayudaba a superar las diferencias era el conocimiento seguro que pescaban en nombre de Cristo, no en el suyo. 


John Kavanaugh, SJ
Traducción de Kathleen Bueno, Ph.D.
El Padre Kavanaugh fue profesor de Filosofía en la Universidad de San Luis, Missouri. Su prematura muerte ha sido muy dolorosa para todos aquellos que le tratamos en su vida.
Arte de Martin Erspamer, OSB
de Religious Clip Art for the Liturgical Year (A, B, and C)
["Clip Art" religioso para el año litúrgico (A, B y C)].
Usado con permiso de Liturgy Training Publications. Este arte puede ser reproducido sólo por las parroquias que compren la colección en libro o en forma de CD-ROM. Para más información puede ir a: http://www.ltp.org