En la Primera Lectura, Esdras está en Jerusalén tras el regreso de los exilios judíos de su cautiverio en Babilonia. ¿Cómo era el cautiverio en Babilonia,? preguntas tú. Tal vez detalles adicionales de la historia nos ayudan a clarificarlo.
En el siglo VI antes de Cristo, el pueblo judío fue apresado por el imperio de Babilonia. Los Babilonios tomaron el mismo Jerusalén y derribaron el gran templo que Salomón había construido siglos antes. Deportaron a Babilonia a todos los judíos que podían trabajar, dejando la ciudad sagrada de Jerusalén en manos de los pobres.
Tras cincuenta años, más o menos, de ese cautiverio, Ciro el Grande, rey de Persia (actualmente Irán), conquistó Babilonia y liberó a los cautivos. Para
entonces, muchos habían empezado a adorar dioses extranjeros y habían adoptado otras costumbres, pero los demás, tal vez unos 5.000, se prepararon para volver a casa. Muchos de ellos ni siquiera habían visto Jerusalén.
Se formaron grandes caravanas. Esdras—sacerdote, letrado y maestro—encabezó una de ellas durante los cuatro meses de su travesía por el desierto.
Al llegar, encontraron que Jerusalén era una ciudad arruinada, con la decadencia moral por todas partes.
Reconstruir un centro urbano es inmensamente difícil, hasta el día de hoy. Esdras trabajó sin cesar para recuperar la base civil y religiosa de Jerusalén y de la nación.
Por fin, en 516 AC se terminó la construcción del templo nuevo. Los muros derribados de la ciudad estaban reconstruidos.
Esdra se subió a un estrado alto de madera, hecho para la ocasión para que la gente pudiera ver y oírlo. Leyó “con claridad” del pergamino que contenía “el libro de la ley.” Empezó al amanecer y leyó hasta el mediodía.
Ya los judíos habían recuperado su ciudad y habían vuelto a oír la Palabra de Dios. Por fin tenían un templo en donde rezar. Era el comienzo de una gran época nueva.
Cuatro siglos más tarde, Jesús también regresa. Vuelve a Galilea, la región en donde se había criado (Evangelio). Ha sido bautizado y ha pasado tiempo en el desierto. Jesús regresa “con la fuerza del Espíritu,” según San Lucas, y ese Espíritu lo lleva a Nazaret, su pueblo natal. Así como Esdras había hecho, desenrolla el pergamino; éste contenía el libro de Isaías, gran parte del cual había sido escrito durante el exilio judío anterior.
Lee el pasaje que dice que el Espíritu del Señor lo ha enviado para “dar la Buena Noticia a los pobres...para dar libertad a los oprimidos,” para anunciar el año de Gracia del Señor. (Isaías 61:1-2) Esto es lo que Esdras había proclamado en la Primera Lectura. Pero la misión de Jesús es muchísimo más grande. Ha comenzado una gran época nueva.
Jesús está sentado entre la gente. Dice, casi ligeramente, “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.”
Su misión es reconstruir tanto sus corazones como su ciudad, devolviéndolos a Dios, su verdadera patria. ¿Ellos aceptarán esta época nueva?
¿Y nosotros?
Sabremos más el próximo domingo.
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Fr. Juan Foley, SJ