Por la Iglesia: que sigamos los pasos de Jesús, para servir a los demás, lavando sus pies, llevando sus cargas, consolando sus debilidades.
Para la gracia de amar: que nos amemos todos como Jesús nos amó, perdonando a los enemigos y afirmando la dignidad de cada persona.
Para la gracia de unidad: que se sanen las divisiones, que se restaure la unidad, que nos animemos unos a otros construir el Reino de Dios.
Por todos nosotros reunidos aquí: que, compartiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos formemos más y más el Cuerpo de Cristo, testigos fieles de Cristo hasta su regreso en gloria.
Por todos que no pueden participar en la mesa del Señor: que nosotros mismos les ofrezcamos la experiencia del amor de Dios, un sentido de comunidad y un apoyo en el camino de la vida.
Por nuestras familias, comunidades y amigos: que les sirvamos con fe como una fuente de la vida de Dios.
Por nuestros hermanos los sacerdotes: que Dios les fortalezca y les renueve para seguir el ejemplo de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, guiándonos fielmente a celebrar los ritos y la liturgia.
Por los que no tienen nada de comer, tal vez pensando que Dios les ha abandonado: que Dios les llene su vacío, les renueve su espíritu y les bendiga con la paz.
Por los cristianos perseguidos, especialmente en el Medio Oriente: que Dios les fortalezca su fe, les renueve su coraje y les anime su proclamación del Evangelio.
Para la transformación de la sociedad: que Dios nos toque nuestros corazones para proclamar el Evangelio en nuestras familias, lugares de trabajo y nuestras comunidades.
Por los que están tomando decisiones difíciles esta noche: que Dios les
ilumine su camino, les fortalezca y les ayude confiarse en el amor incondicional de Dios.
Por todos los traicionados, abusados o torturados: que Dios les sane su dolor, les anime con esperanza y les ayude renovar su confianza.
Por los que nos atienden en nuestras necesidades diarias, los que cuidan a los enfermos, los que nos llevan provisión para la mesa y los que responden a emergencias: que Dios les renueve sus fuerzas y les dé la paz.
Por los que buscan ayuda espiritual, material o emocional de nuestra comunidad: que les demos la bienvenida, les atendamos en su camino y compartamos con ellos el amor de Dios.
Por los enfermos en peligro de la muerte, y por los trastornados: que Dios les mande a un ángel para consolarlos.
Por todas las víctimas de la violencia, desastres naturales o otras pérdidas: que Dios les calme su dolor, les renueve sus fuerzas, les llene sus corazones de la esperanza y les dé la paz.